LEBOSENDE "CUNA DE NUESTRO FUNDADOR"
Un viaje espiritual que fortalece nuestro carisma
                                                                        
Narrar esta bella experiencia no es nada fácil, hay un cúmulo de sentimientos que me envuelven, y la comparto pensando en cada una de mis hermanas que les gustaría vivirla, y que a lo mejor no les será posible, aunque como dicen el mundo es pequeño y espero que como yo pude gozarme de ello muchas también lo experimenten.
… Y llegó ese día tan deseado un catorce de Julio del año en curso (dos mil dieciocho) en el que nuestra comunidad Jesús de la Buena Esperanza, ubicada en Montejicar, Granada, España, después de muchos meses de esperar esta fecha, nos dispusimos viajar. ¿Dónde queda Lebosende? ¿Cómo llegaremos? ¿Horarios del transporte?, una serie de preguntas sin respuesta y planes, para tan esperada visita a la tierra que vió nacer a nuestro querido fundador Fray José Aurelio Fernández Pérez. Pero como reza el dicho “preguntando se llega a Roma”.
Con entusiasmo, pero a la vez con incertidumbre llegamos a Santiago de Compostela, provincia de la comunidad de Galicia, el cual fue nuestro lugar de referencia. Lo primero, ir a buscar la oficina de turismo para ser orientadas, y contando con tan gratas compañías como lo son nuestro buen Dios, María Santísima y Padre Aurelio, en esa oficina fuimos bien orientadas de cómo llegar a nuestro objetivo primordial.
Todo era parte de la experiencia, perdernos un poco en Santiago hasta dar con la estación del tren, etc. pero favorecidas de encontrarnos lindas personas que nos enviaban para un lado y otro.
De Santiago, viajamos en tren hasta Ourense, de Ourense en autobús a Ribadavia y luego en taxi hasta Lebosende, puesto que no hay autobús. Dicho sea de paso, Lebosende es un pueblito que pertenece a Leiro. El pasar por cada uno de esos pueblos y pensar que nuestro querido Padre Aurelio pisó esos lugares daba un vuelco el corazón.
                                                                                        
¿A dónde las conduzco? nos pregunto el taxista; a un pueblo que se llama Atrio, le respondimos. ¿atrio? No aparece en el internet, el gps no reconoce ese lugar. Queda en Lebosende, le dijimos … Solo aparece la Parroquia San Miguel de Lebosende, ¿las dejo allí? Está bien allí nos quedamos.
Que alegría, llegar a ese lugar, rodeado de viñedos, como narra la biografía del padre Aurelio, imaginar a ese chiquillo corriendo entre los viñedos y ver el templo que data del siglo XVI. Y al verlo dijimos es aquí, aquí es, hemos llegado.
                                                    
Buenos días, saludamos a una feligrés que arreglaba un altar al lado de la Iglesia, nos presentamos e inmediatamente inició la conversación - Era domingo 15 de Julio - dentro de una hora viene el cura para celebrar la Eucaristía - nos dijo - y también celebramos la “Minerva” ¿Qué es eso? Es una tradición de muchos años, sale el Señor de manifiesto en procesión por las calles, aunque ahora se hace cortita; Siguió arreglando su altar sin dejar de decirnos dónde era la casa del Padre Aurelio, para ellos: José María.
Allí está el sacristán que las puede llevar, dijo; Dicho y hecho, fuimos y qué bendición pisar esos senderos y llegar a donde habitó el padre Aurelio y sus padres.
Cuánto deseo tuvimos de entrar y recorrer cada rincón, pero había circunstancias que nos explicó el sacristán por las cuales no se podía, ni ellos se atrevían, por lo que nos aconsejó regresar a la Iglesia, además ya se acercaba la hora de la misa.
                                                                                        
Fueron llegando los feligreses y por supuesto también el cura párroco, el padre Rufino Estevez, quien nos recibió con mucha amabilidad y explicó algunas cosas, entre ellas que en la constancia de bautismo dice que nació en “atrio” porque así se les denominaba a las casas que están alrededor de la Iglesia, pero que en realidad el lugar es Lebosende. (El padre Rufino fue el que a la petición que hizo el Hermano Luis David nos envió la constancia de bautismo del padre Aurelio)
                                                                                        
Fue maravilloso participar en la Eucaristía y en la Minerva, esa tradición tan bella que viene de muchos años atrás. Al contemplar esa devoción a Jesús Sacramentado, las imágenes de la Iglesia, me dí la respuesta de la raíz de la espiritualidad del padre Aurelio, su amor a Jesús Sacramentado, a Jesús crucificado, a la Virgen María; Me imaginaba verlo allí, con sus padres, o cuando alguna vez celebraría en esa Iglesia; el escuchar las campanas, las cuales repicaron en ocasión a su nacimiento, en fin, cada cosa, cada imagen, me hacía sentir su presencia.
                                                                                        
Al finalizar la Eucaristía el Padre Rufino nos dejó el espacio para hablar de la obra y misión del Padre Aurelio. Al entonar el himno al padre Aurelio, nos estremecimos; un nudo en la garganta, brotaron lagrimas que impidieron continuar, fue algo que nos contagiamos las 3 hermanas. Era realmente una emoción tan grande y que sentía que ahí estaba el espíritu del padre Aurelio. Pudimos ver también las ruinas del que fue el colegio a donde asistió de chico el padre Aurelio.
Algunas personas muy amablemente querían irnos a dejar a Leiro, puesto que no había transporte; pero nuestro deseo de continuar por mas tiempo en ese lugar, volver a contemplar las ruinas de la casa del padre Aurelio, rezar allí, caminar un poco por el pueblo, esto fue más fuerte que pensar en el cómo nos regresaríamos.Era como haber encontrado un tesoro y no quererlo dejar.
                                                                                        
En toda esta experiencia vivida en Lebosende, no dejamos de orar por nuestra Congregación, por cada una de las que la formamos y la han formado, agradecer a Dios por el Padre Aurelio; y allí en las afueras de lo que fue su casa de habitación rezamos el segundo día del triduo en su honor.
                                                                                        
Al volver visitamos la catedral de Ourense, también antiquísima, la catedral del Padre Aurelio, la cual estamos seguras que la visitaría en muchas ocasiones.
Nuestra experiencia concluyó el 16 de Julio, con la visita al que fue el seminario en Santiago de Compostela, convertido hoy en hotel, debido a la escasez de vocaciones, pero siempre a cargo de los Frailes Franciscanos, quienes conservan una parte del edificio para los que atienden la parroquia y para los frailes que les visitan. Tuvimos la oportunidad de recorrer los pórticos y acceder a la biblioteca, en la que se conservan libros antiguos - bueno - toda una bella experiencia.
                                                                                        
Agradezco grandemente a nuestro buen Dios y a María nuestra Madre, por haberme permitido esta oportunidad de visitar la tierra que vió nacer y crecer al Padre Aurelio, sus compatriotas, el lugar en donde inició su formación religiosa, en fin mil cosas que es difícil describir. Esta experiencia viene a fortalecerme espiritualmente, a amar más al padre José Aurelio, su obra y el carisma que Dios le inspirara para nuestra congregación.
                                                                                        
Dado en Montejicar, granada, el 8 de septiembre del 2018, fiesta de la natividad de nuestra Madre Maria.
                                                                                       "Paz y Bien"
Con amor fraterno.
Sor Ana Marina García Salazar